Un proyecto en eterna crisis es aquel que, a lo largo del tiempo, no logra estabilizarse ni avanzar de manera sostenida hacia sus objetivos. A diferencia de los ciclos normales de incertidumbre, correcciones y mejoras, este tipo de proyecto vive en un estado permanente de urgencia, caos y reacción. Es común que sea manejado por un stakeholder que, quizás dolido, carece de criterios claros para la solución de problemas, exigiendo siempre más de lo que aporta, dejando a los ejecutores en una constante sensación de deuda.
Características de un Proyecto en Eterna Crisis
Los proyectos en eterna crisis comparten varias características recurrentes:
- Cambios constantes de alcance: Se presentan modificaciones frecuentes sin justificación clara o sin análisis de impacto. El cliente insiste en que no hay cambios, enfocándose únicamente en la fecha de entrega, ignorando las alteraciones "ocultas" que surgen del "cómo" en lugar del "qué".
- Retrasos crónicos en las entregas: La planificación no es realista y los hitos no se cumplen. La planeación se basa en lo que el cliente "quiere" más que en lo que se "puede" lograr. Aunque los proyectos tienen variables negociables (como la triple restricción: alcance, costo y tiempo), para el dueño de un proyecto en crisis, las fechas son inamovibles.
- Desgaste emocional del equipo: El equipo se somete a jornadas laborales excesivas (10-12 horas diarias, incluyendo fines de semana), lo que provoca un agotamiento total. Esto suele derivar en renuncias masivas o en la desmotivación de los miembros, quienes buscan otras oportunidades fuera del proyecto.
- Falta de liderazgo efectivo y decisiones contradictorias: No hay una gobernanza clara del equipo, ya que todas las peticiones del stakeholder son aceptadas sin cuestionar. El equipo se acostumbra a la crisis y a someterse a un cliente que solo exige y no reconoce sus propias fallas, lo que resulta contradictorio porque el ejecutor siempre es el que queda en evidencia.
- Reuniones reactivas y decisiones improvisadas: La dinámica se convierte en una serie de "salas de emergencia" para "apagar incendios". Se asigna personal a resolver problemas derivados de la mala planificación de todos los actores del proyecto, incluyendo al cliente.
- Repetición de errores sin aprendizaje: Los errores son el pan de cada día. No hay tiempo para analizar la causa raíz; solo se reacciona para corregir, sin evitar que vuelvan a ocurrir. No se implementan lecciones aprendidas, impidiendo la mejora continua del equipo.
- Desconfianza entre actores clave: La desconfianza es el actor principal. Los stakeholders no creen en las promesas incumplidas, y los ejecutores son incapaces de ofrecer nuevas fechas o asumir compromisos. Se genera una espiral de discusiones y amenazas por la falta de resultados
Con este blog, inicio una serie de escritos enfocados en proyectos que viven en la eterna crisis. En la próxima entrega, profundizaremos en las causas y consecuencias de esta problemática.