Los proyectos en eterna crisis requieren de una intervención en todos los frentes, pero a eso se le debe agregar la atención y el deseo de todos los stakeholder incluyendo sponsor para tomar decisiones en el momento adecuado, una comunicación clara y frentera en la que no se realicen vetos de parte del cliente permitirá tener mejores resultados, acciones para la intervención que incluyen:
Pausar para diagnosticar, debemos entender qué está fallando realmente, en ese pare se busca realizar una radiografía del proyecto: Debemos entender qué está fallando realmente. Esta pausa busca realizar una radiografía completa del proyecto: objetivos, entregables, presupuesto, equipo, roles, cronograma, riesgos y problemas actuales. El objetivo es diferenciar síntomas de causas raíz (por ejemplo: una “falta de entregas” puede deberse a un mal liderazgo y no necesariamente a problemas técnicos). En este punto es fundamental realizar entrevistas rápidas con el equipo, los stakeholders y los usuarios, con el fin de obtener diferentes perspectivas. Si no hacemos este diagnóstico, el proyecto continuará atrapado en un ciclo constante de desgaste y permanecerá en una crisis permanente. Entre las herramientas a utilizar para diagnosticar, Matriz de causa raíz (Ishikawa), Canvas del proyecto, Sesiones de retrospectiva con todo el equipo.
Redefinir el propósito y los entregables mínimos: Es probable que se deban buscar victorias tempranas, entregables que puedan ser visibles y que garanticen esas victorias pequeñas que ayuden al equipo a ganar confianza y al cliente a tener visibilidad del trabajo que ha pagado durante meses. Para esto se debe alinear expectativas y establecer un camino viable, revisar si el objetivo original sigue siendo válido, definir un entregable mínimo de valor que puedas entregar en el corto plazo (4–8 semanas) y negocia con los stakeholders un “pivote controlado” del proyecto: menos alcance, más foco. Como consejo clave “Haz menos, pero bien. Luego crece.”